domingo, 29 de marzo de 2009

El Capitán Nemo, un anarquista científico


Un héroe melancólico
Cuando el fértil Julio Verne creó al Capitán Nemo, lo hizo no sin cierta malícia. Éste es uno de los casos en los que resulta más flagrante la estulticia de aquellos que, so capa de una falsa modernidad, relegan la obra de Verne y de muchos otros al apartado de literatura juvenil.

Cierto es que "Veinte mil leguas de viaje submarino" se puede leer como una novela de aventuras. Pero no es menos cierto que, si se escarba en el carácter de sus protagonistas, podemos encontrar que hay más, mucho más: el sabio profesor Aronnax, con su fe científica y humanista, que se cuartea ante las maravillas que le muestra Nemo y su ruda lógica política; el conformista Conseil, que se adapta a cualquier cosa, encarnando el prototipo de burgués satisfecho; el indómito Ned Land, refractario ante toda cortapisa de su libertad y antagonista de Nemo porque los dos han calafateado su carácter fuerte con una vida dura y áspera... Pero entre todos ellos, con ser unos carácteres literarios formidables, destaca la silueta melancólica e irascible de Nemo, el exiliado.

Un anarquista bajo el mar
Nemo significa Nadie; no es en vano que, cuando conquista el Polo, plante su bandera de color negro y con una "N" mayúscula bordada en oro en medio. Es decir, Verne nos dice sutilmente que nadie puede conquistar la tierra porque no nos pertenece. Vean más detalles: en el Nautilus se habla una extraña lengua que ni el professor, ni Conseil, ni Ned Land conocen. ¿Acaso es un avance del Esperanto, el idioma inventado por Zamenhoff para que todos los seres humanos pudiésemos entendernos por un igual?. Más aún: cuando un miembro de la tripulación da su vida por otro, Nemo dice que éso es normal en la vida cotidiana de su navío, puesto que allí todos son hermanos. Nemo ha construido su prodigiosa nave con el concurso de otros como él, huye de la tiranía de reyes e imperios, ha declarado la guerra a todas las naciones y ayuda con sus fabulosos recursos a los más necesitados.
¿Cabe decir algo más?

¿Por qué nos atrae tanto Nemo?
Es una pregunta que los Vernianos nos hacemos muchas veces. Es curioso que en ésta novela, dónde hay tantos personajes a cual mejor dónde elegir, vayamos a parar al más trágico, al más triste, al más entusiasta y visionario. ¿Será porqué ha perdido a su mujer e hijos? ¿Será porqué es un científico que, cual fabuloso gigante, se eleva sobre los pigmeos de su generación? ¿O será porque todos soñamos con ser libres e independientes, disponer de nuestro propio destino y ser, en definita, seres humanos sin Dios, amo, ni Rey?

Que cada quién responda a éstas preguntas como guste. El fiero, a la vez que tierno, Capitán nos esperará siempre en las páginas de "Veinte mil leguas de viaje submarino" y en la no menos importante "La isla misteriosa" para seguir brindándonos su ejemplo, con todo lo bueno y malo que en él se puede encontrar.

(Prometemos hacer una entrada especial para tratar del Capitán, de el Nautilus y de sus peripecias en el cine, que el asunto bien lo vale)

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