viernes, 13 de marzo de 2009

El crimen no tiene rostro


"Soy el crimen, soy la noche,¡ soy Fantômas!"

Qué poco podían imaginarse Souvestre y Allain cuando crearon su personaje mítico, Fantômas, que estaban creando un icono de la literatura popular. Bueno, de ésa y de la culta, porque intelectuales como André Breton, Jean Cocteau o pintores como Juan Gris, autor del cuadro que encabeza ésta entrada donde puede apreciarse claramente un folletín de nuestro personaje, se obsesionaron con Fantômas y su nihilismo moral. Baste decir que Apollinaire fue el fundador de la Sociedad de Amigos de Fantômas.

Apresurémonos a decir que las cinco películas de Louis Feuillade, con René Navarro en el papel del Emperador del Crimen, contribuyeron en no poca medida al éxito de ésta saga fantástica que aún hoy en día tiene una capacidad de fascinación enorme.

En nuestro país la publicación de la serie de novelas originales - esporàdica y a salto de mata - no ha sido demasiado abundante, destacando algunas reediciones hechas por la Editorial Aguilar y una más moderna, que sólo contiene la primera aventura del personaje, a cargo de Mondadori.

La saga original consta de 31 novelas y en ella el folletín se da la mano con el fantastique en su estado más puro, pasando por la novela negra, la de misterio e incluso, ¿por qué no decirlo?, la reflexión acerca de lo que es y lo que no es el bien y el mal.

Adaptado para el cine en los años sesenta con un Jean Marais al que el propio Cocteau forzó a aceptar el doble rol de Fandor y Fantômas, junto al hilarante Louis de Funes y la bella Mylene Demongeot, las tres películas rodadas por Andrè Hunnebelle no pasan de ser un pálido reflejo de la grandeza que proyecta el personaje.

Recomendamos, naturalmente, las películas de Feuillade, recientemente remasterizadas por Gaumont y la Cinemathèque Française. Puede adquirirse en Amazon.France y recopilan los siguientes episodios: "Fantômas, a l'ombre de la guilotine", "Juve contra Fantômas","Le mort qui tue", "Fantômas contre Fantômas" y "Le faux magistrat" que debía llamarse en principio "Le magistrat cambrioleur" pero que por motivos de censura acabó adoptando éste nombre más púdico.
Recuperando algunas de las magníficas portadas de Gino Starace en el pack, puedo asegurarles más de cinco horas de auténtica gozada.

Para finalizar ésta primera entrada acerca de nuestro criminal favorito, recomendarles, si saben francés, que acudan sin dudar a la excelente edición que ha hecho Robert Laffont de la cual poseo los tres primeros volúmenes que suman doce novelas en total.

Finalizemos éste homenaje con la traducción de los versos que le dedicó en su día Robert Desnos al genio del mal:

Proyectando su inmensa sombra
sobre el mundo y sobre París,
¿Qué es ese espectro de ojos grises
que surge del silencio?
¿Es posible que seas tú, Fantômas,
merodeando por los tejados?

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