domingo, 19 de abril de 2009

El Club de los Negocios Raros


El señor Gilbert Keith Chesterton

Ése magnífico escritor que es Borges decía de Chesterton "Pienso que es uno de los primeros escritores de nuestro tiempo y ello no sólo por su venturosa invención, por su imaginación visual y por la felicidad pueril o divina que traslucen todas sus páginas, sino por sus virtudes retóricas, por sus puros méritos de destreza".

Mr. Chesterton cumple a la perfección el diagnóstico del lúcido argentino. Escritor de la escuela cristiana, nació en Londres en 1874 y allí vivió casi toda su vida, salvo algún que otro viaje. Se puede decir que su domicilio era la conocidísima Fleet Street, la calle dónde los rotativos se apiñaban los unos al lado de los otros y los periodistas compartían una buena pinta de Ale o de Stout en los mismos pubs, intercambiando rumores, noticias y comadreos.

Dicen quienes tuvieron el placer de conocerle que su conversación era divertida, jocunda, erudita y sabia como correspondía a su robusta humanidad que recordaba a un Pickwick jovial e indulgente. De hecho, tanto amaba Chesterton el placer de la conversación que, cuentan, su esposa tenía que encerrarlo en la biblioteca de su domicilio para que acabase los numerosos encargos editoriales que siempre tenía pendientes. También se habla de su portentosa capacidad de despiste, pues subía a un coche de alquiler que abandonaba a la puerta de la casa del amigo al que visitaba lo cual le obligaba, después, a pagar sumas tremendas.

Su obra es copiosa y más profunda de lo que algunos han querido o sabido apreciar. Detrás del humor de éste autor se esconde una melancolía más propia del filósofo epicúreo que del rollizo fabulador. No podemos dejar de citar, sin embargo, al Padre Brown, del cual hablaremos en éste blog en su momento, y de novelas tan fascinantes como "El hombre que fue jueves".

La trama

El libro está compuesto por seis narraciones que giran alrededor de ése Club, el de los Negocios Raros, que tan sólo admite entre sus miembros a aquellas personas que hayan enconrado una manera totalmente diferente de las habituales para ganarse la vida: una anciana que cumple una sentencia impuesta por ella misma, un investigador que inventa un lenguaje mímico, una agencia que retiene a las visitas inesperadas o inoportunas...

Hay misterio, hay intriga y, sobre todo, hay humor, humor inteligente y tranquilo, humor filosófico, el humor que sólo puede emplear alguien con el cerebro bien engrasado y el alma limpia.

Todo es posible en lo que algunos han definido como la muestra más lograda del proverbial humor inglés. De su autor, otra vez Borges, dijo "Hubiera podido ser un Edgar Allan Poe o un Kafka: prefirió - debemos agradecérselo - ser Chesterton"

Ediciones

Plaza y Janés editó bastantes libros de Chesterton allá por los sesenta. Personalmente, poseo un ejemplar del libro que nos ocupa y otro de "El hombre que fue jueves". ahora bien, si no quieren complicarse la cabeza, acudan una ves más a nuestra querida editorial Valdemar, que publicó en su colección Tiempo Cero éste título.

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